Ya llegó la primavera, los días se van alargando y cada vez hace mejor tiempo. Colgamos el abrigo, empezamos a sacar ropa más ligera y, tras el pandémico verano de 2020, comenzamos a ilusionarnos con las próximas vacaciones y a dibujar planes para ir a la playa en nuestra imaginación. Pero, después de más de un año confinados en mayor o menor medida, muchos no nos encontramos en el mejor estado de forma física y empezamos a preocuparnos por esos coronakilos que hemos ganado durante estos meses. Para remediarlo a tiempo para el verano, mucha gente trata de perder peso rápidamente con dietas disparatadas que prometen resultados desproporcionados sin ningún esfuerzo.
Bienvenidos a la infame "operación bikini" .
La "operación bikini" es una carrera contrarreloj, contra la lógica y contra la salud; salvaje y despiadada. Una lucha encarnizada por una drástica pérdida de peso para llegar con "buen cuerpo" al verano y poder lucir el bikini o el bañador en la playa y en las redes sociales, que la mayoría de las veces desemboca en sufrimiento físico, social, mental y para nuestra salud. Y es que esos métodos milagrosos para perder peso suelen ser errores infernales y el fracaso poco menos que estrepitoso.
Porque es infalible, ¿verdad? Si aumentamos todo lo posible el tiempo que dedicamos al ejercicio y dejamos de comer o, en el mejor de los casos, seguimos la dieta de moda, conseguiremos el "cuerpo 10" que andamos buscando... Por suerte o por desgracia, nuestro cuerpo no funciona así.
Todos hemos oído hablar del "efecto rebote", uno de los efectos más peligrosos de la "operación bikini". Una dieta muy baja en calorías no es posible de mantener a largo plazo ni desde el punto de vista social, ni mental, ni fisiológico. Pero, además, al bajar tan rápido de peso perderemos, además de grasa, una parte importante de músculo y agua. Esto hará que nuestro metabolismo se ralentice y, cuando volvamos a nuestra dieta “habitual”, recuperemos todo el peso perdido y ganemos algo más. No sólo eso, si nos saltamos comidas aleatoriamente, estaremos enseñando a nuestro cuerpo que, para su supervivencia, debe acumular más reservas de calorías; lo que favorecerá el aumento de peso.
Más aún, si aumentamos de manera radical la actividad física y nuestro cuerpo no está habituado, este esfuerzo desproporcionado nos podrá producir lesiones. Y todo esto mientras aumentan las temperaturas, lo que favorece la deshidratación, provocando desmayos, lipotimias y, en casos extremos, incluso la muerte súbita. Por supuesto que debemos realizar ejercicio, pero hay que hacerlo de manera progresiva y según el nivel de cada uno.
He querido dejar para el final uno de los más grandes olvidados, el factor psicológico. La generación de unas expectativas irreales y el fracaso después del desgaste realizado por seguir cualquiera de estos planes suicidas puede desencadenar problemas emocionales como la depresión.
Como veis, no existen fórmulas mágicas. Nuestra verdadera "operación bikini" debería durar todo el año. Una buena salud física y la atractiva apariencia que suele acompañarla no tienen más secreto que una alimentación ordenada y un ejercicio físico progresivo y constante, para transformar nuestras reservas en músculo y quemar las restantes poco a poco y de manera segura y definitiva. Nuestro cuerpo tiene unos tiempos muy específicos para asimilar los cambios, por ello hemos de ser pacientes y comprometidos con nuestros objetivos. Lo que funciona son los hábitos, no los milagros.
Haz ejercicio durante todo el año. Desde correr ultramaratones hasta caminar una hora por tu barrio, desde machacarte en el gimnasio hasta hacer yoga o pilates. Cuida tu dieta. Cuida que tus comidas sean equilibradas y nutritivamente completas, que la ingesta de calorías sea adecuada y bebe mucha agua. Ponte en manos de profesionales. Si quieres un plan de entrenamiento o una dieta, sea cual sea tu objetivo, escríbeme un correo a andresnavarro.coach@mail.com o tírame al DM en Instagram: @andresnavarro.coach o en mi página de Facebook. Juntos, lograremos lo que te propongas.
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