¡Comencemos a preparar un plan de entrenamiento! Pero... ¿Qué objetivo nos marcamos?
Lo primero que debemos hacer es saber qué queremos lograr. Decide en qué quieres mejorar, cuál es tu objetivo a largo plazo y desarrolla un plan a medio y corto plazo para acercarte progresivamente a él.
Avanzar día a día. Céntrate en tu entrenamiento de hoy: prepara el material, revisa la técnica de los ejercicios, repeticiones y pesos. Céntrate en mejorar en un ejercicio cada día. Si crees que un ejercicio es demasiado complicado no te fuerces. Siempre hay alternativas un poco más fáciles. Cuando finalices el entrenamiento del día, céntrate en el del día siguiente. Partido a partido.
Establecer y seguir una rutina de entrenamiento es más importante que la duración y el tipo de tus primeros entrenamientos. Los días en los que no tienes tiempo, ¡haz un entrenamiento corto! Sólo el hecho de atarte las zapatillas de deporte ya te hace cambiar la mentalidad.
Si has ido anotando tus progresos, podrás ver cómo vas mejorando y te ayudará a motivarte para continuar.
Por supuesto, debemos prepararnos para los contratiempos. Saltarte un entrenamiento o coger un resfriado no deberían apartarte de tu plan. El objetivo no es la perfección. Lo que importa es no rendirse.
¿Estás enferm@? ¿Te sientes sin energía? Tómate un descanso y no entrenes. Céntrate en lo que vas a comer el resto del día y descansa. ¿Te saltaste algún entrenamiento y te sientes mal? Continúa donde lo dejaste. Esto es una carrera de fondo y un día no marcará la diferencia. Sé constante y enseguida compensarás de sobra.
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